Un rasgo particular de la política jujeña bajo el orden conservador fue la presencia de un fuerte personalismo que afectó la vida política, el funcionamiento de las instituciones provinciales y la relación entre la provincia y el gobierno nacional. Me refiero al accionar del senador Domingo T. Pérez, quien representó a la provincia ante el Senado Nacional durante casi un cuarto desiglo, entre 1886 y 1910. En este trabajo me concentro sobre la organización de la vida política de esa provincia con centro en la carrera del senador Pérez, quien se convirtió en el árbitro de la política jujeña en las últimas dos décadas del orden conservador.
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