La cacareada reforma agraria andaluza ha producido, también, víctimas innecesarias. En Villanueva de Cauche, por ejemplo, la Junta de Andalucía expropia un marquesado que integran, en su mayor parte, tierras no aptas para el cultivo. Son tierras arrendadas a colonos en régimen de aparcería por rentas mínimas que no sobrepasan las veinte mil pesetas al año y una gallina. Seguramente menos de lo que esas fincas deberán pagar de contribución rústica. Gracias a Rodríguez de la Borbolla, los mismos colonos quizás tendrán que pagar más por trabajar las mismas tierras y la marquesa de Cauche, una anciana con título pero sin peculio, perderá las gallinas.
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