El pasado agosto, la celebración en Johannesburgo de la cumbre de los BRICS estuvo acompañada de declaraciones oficiales denunciando la preponderancia de la moneda estadounidense en la economía mundial, así como su utilización con fines políticos. Moscú y Brasilia han anunciado que quieren limitar su exposición al dólar. ¿Pero basta con declarar el fin de esa hegemonía monetaria para que se convierta en realidad?
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