CELEC EP-HIDROPAUTE, opera las centrales hidroeléctricas Mazar (170 MW), Molino (1075 MW), supervisa la construcción del proyecto Sopladora (487 MW) y administra la ejecución de los estudios Cardenillo (593 MW) y Río ZamoraSantiago (>5500 MW prefactibilidad).
El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Electricidad y Energía Renovable-MEER, establece como política que los proyectos de generación eléctrica deberán impulsar el desarrollo sostenible de las comunidades vecinas, asegurando la calidad, seguridad, gestión ambiental y responsabilidad social.
Durante los estudios del Proyecto Hidroeléctrico Río Zamora-Santiago (PHRZS), se identificaron 94 comunidades donde se aplicaron encuestas, asambleas, visitas domiciliarias y entrevistas, lo que permitió el contacto con líderes comunitarios y la población en general para informar y recibir sus expectativas.
La mayor expectativa que genera un proyecto de este tipo tiene que ver con la satisfacción de necesidades básicas insatisfechas. Se determinó que el 42% de la población tiene como prioridad el desarrollo de servicios básicos, entre los cuales destaca el servicio de energía eléctrica.
La Gestión Socio-ambiental de HIDROPAUTE, considera la implementación de proyectos de desarrollo territorial, tales como agua potable, alcantarillado y electrificación. Para el caso del PHRZS se ha contemplado la ejecución de proyectos de electrificación rural y alumbrado público, a través de convenios con la empresa distribuidora, CENTROSUR.
Hasta julio de 2013 se incorporan 205 nuevos clientes, 820 beneficiarios. Se tiene previsto una segunda etapa que incluyen 120 nuevos clientes y alrededor de 500 beneficiarios.
Los proyectos de generación eléctrica, si bien pueden cumplir la normativa vigente, no garantizan un adecuado desarrollo de los territorios donde éstos se asientan, mientras que las comunidades exigen mejoras en su nivel de vida. Ello demanda acciones públicas, con un enfoque intersectorial, que trasciende la responsabilidad de “construir un proyecto” y lleva a los promotores a involucrarse en procesos de desarrollo a través de la prestación de servicios básicos.
CELEC EP-HIDROPAUTE operates the Mazar Hydroelectric Power Plant (170 MW) and the Molino Hydroelectric Power Plant (1,075 MW), oversees construction of the Sopladora Project (487 MW) and manages studies for the Cardenillo Project (593 MW) and the Rio Zamora Santiago Project (>5,500MW pre-feasibility).
The National Government, acting through the Ministerio de Electricidad y Energía Renovable – MEER (The Ministry of Electricity and Renewable Energy) has made it a policy that electric power generation projects should stimulate the sustainable development of neighbouring communities, ensuring quality, security, environmental management and social responsibility. During studies for the Rio Zamora-Santiago Hydroelectric Project (PHRZS), 94 local communities were identified and contacted through surveys, meetings, domestic visits, and interviews, making it possible to contact community leaders and the population in general to inform them about the project and understand their expectations.
The highest expectation created by a project of this nature involves satisfying basic unmet needs. It was determined that 42% of the population considers the development of basic utilities to be a priority, and electrical power has been emphasized in particular.
Social and Environmental Management of the HIDROPAUTE Business Unit has planned the implementation of certain development projects, such as drinking water, sewerage, and electrification. Where PHRZS is concerned, the execution of rural electrification and public lighting has been planned through agreements reached with CENTROSUR, the energy distribution company.
As of July 2013, 205 new clients and 820 beneficiaries have been incorporated. A second stage is expected to follow, which will include 120 new clients and around 500 beneficiaries.
While such electric power generation projects may very well comply with current regulations, they do not guarantee an adequate development of the areas where they are implemented, given the demand of local communities to improve their standard of life. This requires public incentive, with a cross-sector focus, which goes beyond the responsibility of “building a project” and leads its developers to become involved in the development process through the provision of basic utility services.
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