En La conciencia uncida a la carne, de Susan Sontag, hay una frase que me hace pensar en Silvia Calderoni y en lo que nos dijimos en la charla que van a leer. Sontag escribe: "El poder por el cual uno se lanza de lleno en una individualidad ajena -no meramente imitándola- es aún casi desconocido; surge de la agudeza perceptiva + del mimetismo intelectual. El verdadero artista se puede convertir en todo lo que desee". Repaso mentalmente la trayectoria artística de Silvia; su capacidad de estar a la vez dentro y fuera, aquí y en otra parte; su manera de convertir el teatro (pero también el set de rodaje o la consola de DJ) en un lugar en el que se juega su propio cuerpo, como afirma ella misma; un misterio que es a la vez intangibilidad espiritual y animalidad personificada. Al releer la entrevista que mantuvimos, me doy cuenta de que releer la entrevista que mantuvimos, me doy cuenta de que hemos recorrido juntas una de las historias más interesantes del teatro de investigación en Italia: la de la llamada "Romagna Felix". Los lugares nos moldean, los encuentros nos enseñan puntos de vista diferentes, lo personal es inevitablemente político: todo este enredo constituye una biografía que no puede evitar influir en lo que hacemos.
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