Frente a la crisis sufrida en los años setenta por la crítica literaria y que se extiende con mayor fuerza hoy, parece de una utilidad no menor volver sobre los planteamientos de Borges desarrollados en un texto publicado por primera vez en 1953 con el título “El escritor argentino y la tradición” y recogido en la reedición de Discusión de 1957. Aquí el autor discute un tema recurrente de los estudios literarios hispanoamericanos: la tradición en que se insertan las letras sudamericanas, puntualmente, las argentinas: “Creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental, y creo también que tenemos derecho a esa tradición, mayor que el que pueden tener los habitantes de una u otra nación occidental”. La respuesta no deja de producir, me atrevo a estimar, un atisbo de perplejidad en el lector actual, familiarizado con otras respuestas, propias de la sociología o de otros campos afines del saber, como la antropología cultural que, por lo contrario, han propuesto que la manera de alcanzar la originalidad y autonomía de la literatura hispanoamericana reside en el marcar las diferencias que nos alejan del canon occidental. Examinar y discutir la tesis borgeana en el marco de la actual situación de la crítica literaria, paulatina, y al parecer, inexorablemente desplazada por los estudios culturales, especialmente en los departamento de literatura de las universidades, es la pretensión, espero libre de prejuicios, aunque reconozco que ellos nunca dejan de estar presentes en este tipo de empresas, como el trabajo que sigue.
In response to the crisis suffered by literary criticism in the nineteen seventies and that has extended with even greater force today, it seems useful to return to the approach Borges developed in a paper that was first published in 1953 with the title “El escritor argentino y la tradición” which was later included in the reedition of Discusión in 1957. Here the author analyzes a recurring theme in Hispanoamerican literary studies, the tradition of “South American” belle-lettres, especially Argentinean: “I think our tradition is that of all Western culture and I also think we have a right to this tradition which is greater than that of inhabitants of any other Western nation”. The replies were not long in coming. I dare suggest they were a glimpse of the perplexity of today’s reader, who is familiar with other answers, in particular, those of sociology or related fields, such as cultural anthropology, that have proposed that the way to reach the originality and autonomy of Hispanoacamerican literature resides in highlighting the differences that separate us from the Western Cannon. To examine and argue in favor of Borges´ thesis in the framework of the current situation of literary criticism, slowly but seemingly inexorably displaced by cultural studies, especially in university literature departments, is the pretensión of this work, which I hope is free of prejudice although I recognize that they never cease to be present in an undertaking of this type.
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