La Vancomicina, antibiótico empleado para combatir gérmenes resistentes, inhibe la síntesis de la pared celular bacteriana, al unirse a precursores de peptidoglicanos, alterando la permeabilidad de la membrana celular y la síntesis del ARN. Su uso en pediatría es complejo, porque la curva inhibitoria mínima requerida para lograr su efectividad varía con la distribución y cantidad de agua corporal del niño y con la respuesta inflamatoria sistémica generada ante las infecciones, por lo que con frecuencia el paciente requiere dosis mayores a las convencionales. Ello incrementa el riesgo de reacciones adversas como el síndrome del hombre rojo, nefrotoxicidad, ototoxicidad y reacciones cutáneas leves; también de eventos adversos médicos como prescripción innecesaria y equivocaciones en el cuidado de enfermería por dosis, hora, técnica de preparación, administración y concentración de infusión incorrectos. Así, la seguridad en el manejo de la Vancomicina por parte del enfermero, depende del conocimiento científico en la técnica de aplicación, farmacocinética y farmacodinamia.
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