En la escena teatral chilena posterior al Golpe de Estado de 1973, destacan los trabajos dramatúrgicos Te llamabas Rosicler (1976) de Luis Rivano, Las tres mil palomas y un loro (1977) de Andrés Pizarro, El último tren (1978) de Gustavo Meza, Lo crudo, lo cocido, lo podrido (1978) de Marco Antonio de la Parra y Testimonio de las muertes de Sabina (1979) de Juan Radrigán. Estas piezas comparten al menos tres atributos clave: a) son las óperas primas teatrales de sus autores –los dos últimos, probablemente los principales referentes de la dramaturgia chilena del último medio siglo–; b) apelan de diversas formas a la escenificación de la memoria del Chile pregolpe para dar cuenta del arrasamiento sociocultural que conllevó el nuevo orden levantado por la dictadura; c) todas llegaron a escena dirigidas por Gustavo Meza –quien en 1974 fundó la compañía (y luego la escuela) Teatro Imagen, la primera agrupación que emergió para resistir al autoritarismo desde los escenarios. Este artículo, entonces, enfatiza el trabajo con la memoria de Gustavo Meza –a partir de material testimonial mayormente inédito– para reconstruir algunos de los sentidos del quehacer teatral contestatario en ese momento crucial de la historia del teatro chileno, cuando la memoria misma devino fundamental como impulso creativo y como recurso dramatúrgico.
In the post-coup Chilean theatrical scene, there stand out the following scripts: Luis Rivano’s Te llamabas Rosicler (1976), Andrés Pizarro’s Las tres mil palomas y un loro (1977), Gustavo Meza’s El último tren (1978), Marco Antonio de la Parra’s Lo crudo, lo cocido, lo podrido (1978) and Juan Radrigan’s Testimonio de las muertes de Sabina (1979). These works share at least three main features: a) they all are the theatrical debuts of its authors –the last two, probably the most important Chilean playwrights of the last half century–; b) they all stage, although in different ways, the memory of the pre-coup Chile to try to make sense of the social and cultural destruction carried out by the new order held by the military government; c) they all were directed by Gustavo Meza –who in 1974 founded the Teatro Imagen Company (and later the school of the same name), the first group that emerged to oppose authoritarianism from the stage. This paper emphasizes the work with Gustavo Meza’s memory –from testimonial material yet unpublished– to reconstruct some of the senses that theatrical work had in this critical moment of Chilean theatre history, when memory itself became crucial both as creative impulse and as dramatic content.
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