Del universo de empresas vitivinícolas en actividad en los inicios del siglo XX, nos interesó estudiar algunas de las más poderosas y, para elegirlas tomamos la variable «producción de vino» puesto que, si bien ella no es el único indicador de «poder», es fácilmente hallable en las fuentes. Se seleccionaron dos empresas familiares (Tomba y Benegas), y dos casos muy interesantes (Germania y Arzeno) que muestran, especialmente el primero, el interés de inversores extrarregionales en la vitivinicultura mendocina y, con ello, la integración de ésta a la red de negocios nacionales. En nuestra indagación sobre el comportamiento de estos bodegueros durante una crisis, y el intento de un diseño de una tipología de empresas, dejamos de lado la aplicación de estrategias gremiales por parte de esos actores económicos.
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