El General Manuel Fernández Silvestre: Análisis de una carrera militar como medio para desmontar mitos interesados

• César LABARTA RODRÍGUEZ-MARIBONA ^[1]
  1. [1] Universidad Complutense de Madrid

     Universidad Complutense de Madrid

     Madrid, España

     
• Localización: Revista de historia militar, ISSN 0482-5748, Nº Extra 1, 2021 (Ejemplar dedicado a: La campaña de Melilla, 1921), págs. 349-412
• Idioma: español
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• Resumen

  • En los cien años transcurridos desde los sucesos que llevaron al derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla en el verano de 1921 ha habido, tanto por parte de sus contemporáneos como de los investigadores posteriores, una gran mayoría de voces que cargaban todo el peso de la culpa en la figura del general Manuel Fernández Silvestre. Evidentemente, la lógica depuración de responsabilidades derivada del expediente Picasso y el consejo de guerra celebrado en 1924 apunta a Silvestre como máximo responsable de las tropas que era, pero diluye su responsabilidad en una concatenación de situaciones desafortunadas que llevaron a una toma de decisiones errónea y, por tanto, no se le considera el único culpable del fracaso.

    Aun así, lo que quedó en la opinión pública a lo largo de los años fue la imagen de un general víctima de su propia ambición y que, actuando de manera irreflexiva, llevó al desastre a sus tropas. Algo a lo que ayudaron sobremanera los testimonios de los protagonistas supervivientes y de aquellos que dieron fe de los hechos.

    Denostar la figura de Silvestre sirvió para dirimir responsabilidades, salvar carreras y fabricar respuestas a un fracaso sin precedentes que estaba haciendo tambalearse el orden establecido. Pero también dio pie, en años posteriores, a una corriente general de estudios que se ha ido construyendo a fuerza de repetir tópicos, ahondar en mitos y fabricar leyendas sin base histórica alguna, y que dio lugar a una imagen falsa y plagada de contradicciones que, lejos de despejar las incógnitas sobre los sucesos acaecidos en el verano de 1921, desviaban la atención focalizándola en el mero error humano, producto de una conducta cegada por la ambición de gloria.

    Solo en los últimos años empezamos a encontrar una historiografía que, basándose en un análisis riguroso de las fuente primarias, presenta las claves para vindicar a un militar altamente profesional y con una brillante carrera, digno de un estudio desapasionado que se aleje del estigma que supone el único error de la misma.