Gran parte de los estudios sobre la desigualdad social centran la atención en las diferencias de renta monetaria disponible entre distintos grupos sociales. Sin embargo, esta renta no es el único determinante de la calidad de vida de la población. Un examen más riguroso de la desigualdad social exige considerar otros recursos de cuyo acceso depende el bienestar individual y social, entre ellos la vivienda y los servicios públicos de tipo social, como la sanidad y la educación. Si bien en términos comparativos España presenta índices de desigualdad de renta disponible por encima de la mayor parte de los países de Europa continental, cuando se toma en consideración la renta imputada de la vivienda y la renta ampliada (que incluye servicios públicos en especie) se reduce la desigualdad en mayor proporción que en gran parte de los europeos.
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