Estuardo B. Paredes, Thomas X. Polanski, Alexandra Aracely Fuertes Yandón, Rafael Alejandro Rosero Cambi
Dada la importancia de la sexualidad para el ser humano y los notables riesgos asociados con una actividad sexual precoz como las infecciones de trasmisión sexual y los embarazos no deseados, resulta necesario comprender la conducta sexual y cómo se va desarrollando desde el enamoramiento hasta llegar a las relaciones sexuales coitales y cómo estas conductas se van relacionando con la calidad de sus relaciones primarias. La presente investigación se llevó a cabo con 6862 estudiantes secundarios (55.2% hombres; 44.8% mujeres; 15-20 años de edad) de 21 colegios públicos y privados en las ciudades de Quito y Machala, Ecuador, utilizando un cuestionario de diseño propio para medir la calidad de la relación con los padres y la frecuencia de varias conductas sexuales. En general, los hombres demostraron conductas sexuales más precoces. Para los 15 años, 65.5% ya habían visto pornografía y más de la mitad (60.2%) ya habían tenido relaciones sexuales (para mujeres los datos eran 17.4% y 21.5% respectivamente). No fue sino hasta la edad promedio de 18 años que la mayoría de las mujeres reportaron haber tenido relaciones sexuales (61.5%). Para la población femenina convivir con los progenitores y auto-percibir que tienen una buena relación con ellos eran factores protectores tanto frente al uso temprano de la pornografía como el inicio precoz de relaciones sexuales. En hombres, convivir con la madre resultó ser el único factor protector y tan sólo para su postergación en el inicio de las relaciones sexuales. Ni la convivencia con los progenitores ni la calidad de la relación con ellos, según su autopercepción tuvieron efecto significativo sobre las tasas de enamoramiento.
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