Quito, Ecuador
Repensar en la educación como deber humano surge ante el cambio incontenible que sumerge a los actores de la enseñanza y del aprendizaje debido a la subordinación de la socialización a la individualidad; los procesos de domesticación, acciones coercitivas, direccionamiento hacia lo que el adulto o el docente pueden creer que es bueno para el dicente, dejó de ser punto rector en el aprendizaje; en consecuencia la capacidad de ejercer dominio sobre hacer o ser algo, carece de significado para las generaciones actuales. Por consiguiente, trabajar en el desarrollo de los sentidos, el descubrimiento, el sentido de la palabra es volver la mirada a los principios peztalozzianos tan vigentes a pesar de haberse inscrito en tiempos de antaño; especialmente en la actualidad cuando el cielo surge gris en la educación, lucen frescos como campiña en primavera y su aroma reluce su vistosidad germinando en el atisbo profundo del lector en construcción o consagrado ante el discurso simple y profundo de los nueve principios que recoge Heinrich Pestalozzi, de allí el interés en desdibujar los fundamentos psicológicos tácitos en los nueve principios, su relación con el estudio científico de los fenómenos humanos y la implicación de la Psicología como ciencia que estudia el comportamiento del sujeto.
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