Tras la reunión en Basilea de las autoridades monetarias, y la devaluación en cifra redonda de un 8 por 100 de la lira, es evidente que la crisis italiana fue un trueno aislado, que no complicó las cosas, al menos de momento, de modo excesivo, pero que tiene un componente muy aleccionador. En Ya se escribió el 21 de junio, que "el contemplarse en el espejo italiano cuando tanto canto de sirena comienza a alzarse tras la caída de Boyer, para dar un giro en el rumbo de la política económica española, es por tanto, importantísimo".
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