Mikel Navarro, Arantza Zubiaurre Goena
En este artículo se estudia la evolución del sistema nacional de innovación español durante el último cuarto de siglo. Para ello, se tienen en cuenta cuatro elementos: el entorno económico y productivo de la innovación las actividades de investigación científica, el papel de las empresas innovadoras y la política científica y tecnológica. El autor muestra que, en ese período, se ha logrado consolidar un sistema de innovación gracias al aumento de los recursos, los cambios institucionales y la creciente interacción entre las organizaciones que lo forman. Sin embargo, ello no oculta que, por comparación con el conjunto de la Unión Europea, España presenta deficiencias que es preciso corregir. En particular, la parte más débil del sistema es la de las empresas innovadoras, pues el tamaño relativo de las instituciones científicas es más cercano a la media europea. Esa debilidad se expresa también en la obtención de nuevos conocimientos, por lo que una parte importante de las innovaciones que se introducen en el sistema productivo depende de las importaciones de tecnología. La política científica y tecnológica ha acompañado este proceso, aunque con cierta irregularidad, pues aumentó mucho sus recursos en la década de los años ochenta y no pudo sostener ese esfuerzo durante la de los noventa.
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