El objetivo de las políticas públicas de una nación, así como de su sector empresarial, se centra en incentivar el desarrollo socioeconómico a través de un alto nivel de competitividad en el marco internacional. Diversos estudios universales ratifican la importancia de la educación como el motor para un crecimiento socioeconómico, basado en el desarrollo de la economía del conocimiento y de la información. La educación es la clave para desafiar la crisis, acelerar la competitividad, reducir la desigualdad, y promover el bienestar de los ciudadanos. Tomado como referencia datos de la OCDE, en el presente artículo se ofrece una breve reflexión sobre la importancia que se debe otorgar a la inversión educativa para afrontar la crisis y brinda una somera visión de la situación actual para soportar los argumentos.
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