En el caso que aquí nos atañe, las manifestaciones corpóreas cargan un lenguajesimbólico que puede ser leído por los integrantes de una subcultura y, en consecuencia, puede ser diseccionado a partir de un ejercicio interpretativo. Decimos lo anterior en función de que la misma cultura, siguiendo a Millán (2001: 23), puede considerarse como un sistema de lenguaje articulado. Sobra decir que las significaciones corporales son una construcción social, por lo que su edificación varía de acuerdo con los ritmos históricos de aparición del saber y las tradiciones singulares de la cultura (Fournier y Jiménez, en prensa; Foucault, 1999).
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