Habrá que empezar a pensar que es verdad, que nunca segundas partes fueron buenas, sobre todo en la Presidencia norteamericana. El segundo mandato parece gafe. Eisenhower tuvo un ataque cardíaco, Johnson, su guerra en Vietnam. Nixon su Watergate. Y Reagan, su cáncer. Con bastante menos que eso se han escrito novelas de título macabro. Algo así como: "La maldición del segundo mandato". Lo que no impide que todos lo busquen.
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