En este artículo se presentan algunos resultados de una investigación más amplia de corte cualitativo y sustentada teóricamente en la pedagogía crítica que presenté en 2018, titulada: Deshacer el castigo/construir al docente: nociones de experiencia y formación en las cárceles del Estado de México, en la que se aplicaron once entrevistas individuales y cuatro colectivas a grupos de tres a seis docentes. Asimismo, se implementó un seminario taller con docentes de quince cárceles de las veintidós que existen en el Estado de México. Docentes que al momento de la investigación laboraban en el subsistema penitenciario estatal en el marco del Modelo de Educación Penitenciaria «Estado de México» (MEPEM) (1988-2003) y del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) (2003-2019). Personal docente externo que, al interior de las prisiones dan atención educativa en alfabetización, primaria, secundaria y bachillerato, con una jornada de cuarenta horas a la semana y quienes tienen una media de servicio entre diez y quince años. La discusión del presente se basa en el análisis de dos categorías desde la percepción de maestras y maestros de las cárceles mexiquenses: ser humano y ser recluso. Así como el de exponer algunos momentos que impactan sus actividades cotidianas, la forma de interactuar con las personas privadas de libertad y consigo mismas, los que ponen en juego lo físico y emocional. Momentos que tensionan y generan (con) torsiones en el cuerpo docente. Se hacen presentes testimonios que ofrecen diversas miradas, saberes y experiencias sobre su quehacer pedagógico para repensar, reflexionar y que, de manera paralela busca proponer una línea de atención para quienes cumplen tareas educativas en las cárceles, a partir de una realidad penitenciaria concreta.
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