Costa Rica no es un caso excepcional al resto de Centro América en términos de su historia agraria y reformas redistributivas. Su proyecto de colonización de tierras con asentamientos campesinos -el menos amenazador de todos los estilos de reforma agraria- es un aspecto de esta política agraria que fracasa como reforma agraria por su limitado alcance redistributivo, y por el desinterés por cambiar las estructuras de poder y concentración de la tierra en el campo. Este artículo examina la política agraria costarricense sobre asentamientos campesinos por medio de la historia de los asentamientos de Bagatzí y Falconiana en Guanacaste, Costa Rica, con un enfoque crítico a las reformas agrarias. La tensión entre lo propuesto por la cooperación israelí y lo buscado por el estado costarricense, se evidencia en el rechazo a un modelo cooperativo para los asentamientos, en un ejemplo más del carácter de clase de la política agraria costarricense.
Costa Rica is not an exceptional case to the rest of Central America in terms of its agrarian history and redistributive reforms. The creation of ITCO in 1960 and its project of land colonization with peasant settlements—the least threatening of all styles of agrarian reform—fails as an agrarian reform because of its limited redistributive scope, and because of the lack of interest in changing the power structures and concentration of the land in the countryside. This article examines the Costa Rican agrarian policy on peasant settlements through the history of the Bagatzí and Falconiana settlements in Guanacaste, Costa Rica, with a critical approach to agrarian reforms. As one more example of the class character of Costa Rican agrarian policy, the tension between the proposals of Israeli cooperation and the objectives of the Costa Rican State is evident in the rejection of a cooperative model for the settlements.
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