Madrid, España
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU, 1948) tuvo lugar poco después de concluida la Segunda Guerra Mundial y surgió, por tanto, en un contexto que asociamos a los albores de la denominada Guerra Fría. Transcurridos casi setenta y cinco años de aquella fecha los cambios, muchas veces disruptivos, han llegado a lomos de lo que se conoce como Revolución Digital, también llamada Tercera Revolución Industrial o Revolución científico-tecnológica en que se inscribe un fenómeno omnicomprensivo como es la Globalización. La universalización de los derechos humanos puede colisionar con otras visiones de cariz relativista como, por ejemplo, la interculturalidad o el multiculturalismo. Las notas características que comúnmente se afirman respecto de los derechos humanos, es decir, que sean objetivos, absolutos e inalineables, pueden no ser concluyentes. La nota de diversidad difundida desde instancias como la UNESCO así lo pone manifiesto: la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, organizada por la UNESCO cada 21 de mayo, destaca, en este sentido, no solo la riqueza de las culturas del mundo sino también el papel esencial del diálogo intercultural para lograr la paz y el desarrollo sostenible sin desmerecer su valía económica. Preguntémonos, en este estado de cosas, ¿cómo es posible conciliar universalidad y diversidad? Y sin desprendernos del binomio tolerancia-dignidad, sigámonos preguntando si la universalidad pregonada lo que pretende es imponer una visión del mundo marcadamente occidental.
The Universal Declaration of Human Rights (UNO, 1948) took place very shortly after the end of the Second World War and therefore emerged in a context that we associate with the dawn of the so-called Cold War. Almost seventy-five years after that date, the changes, often disruptive, have come on the back of what is known as the Digital Revolution, also called the Third Industrial Revolution or the Scientific and Technological Revolution, which includes the all-encompassing phenomenon of Globalisation. The universalisation of human rights may collide with other relativistic visions, such as interculturality or multiculturalism, for example. The commonly asserted characteristics of human rights, i.e. that they are objective, absolute and unalienable, may not be conclusive. The note of diversity disseminated by bodies such as UNESCO makes this clear: the celebration of the World Day for Cultural Diversity for Dialogue and Development, organised by UNESCO every 21 May, highlights, in this sense, not only the richness of the world's cultures but also the essential role of intercultural dialogue in achieving peace and sustainable development without detracting from its economic value. In this context, how can we reconcile universality and diversity? And without abandoning the tolerance-dignity binomial, let us continue to ask ourselves whether the universality that is being proclaimed is intended to impose a markedly Western worldview.
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