México
En las prácticas educativas convencionales el lenguaje suele concebirse como el vehículo del pensamiento, como lo que lleva lo privado al terreno de lo público. Ésta es la idea que ha dominado el marco educacional, orientando el trabajo dentro y fuera de las aulas desde hace tiempo. Con ella como permanente referencia, discutimos la importancia de abordar al lenguaje como una práctica social en el aula, no como un traductor del pensamiento sino como aquello que lo construye; sugiriendo que, si el lenguaje hace cosas, al usar éste de otras formas en el aula se vislumbran otros mundos posibles. La propuesta es hacer de las aulas, ágoras atenienses, lugares de intensa discusión colectiva –valga el oxímoron–. Entendiendo que el lenguaje fabrica al pensamiento y partiendo de la naturaleza controversial de la vida social, al enseñar a los estudiantes a discutir en el aula también los estaremos enseñando a pensar argumentativamente.
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