La presencia de la temática económica en la Constitución Europea y en el debate abierto con el proceso de ratificación ha sido manifiesta. Las negativas francesa y holandesa pusieron de manifiesto una relevante postura negativa ante la Constitución en la que se incluían los “peligros” de la ampliación hacia el Este. Realizada la ampliación, se ha abandonado formalmente el texto constitucional, aunque el Tratado de Lisboa contiene la gran mayoría de sus novedades. Ahora bien, la ratificación del nuevo texto se realizará principalmente por vía parlamentaria. Ello parece indicar que los dirigentes europeos han optado por no consultar a los ciudadanos sobre las modificaciones que el proceso de integración europea requiere, aunque se trate de cuestiones que puedan afectar directamente a la ciudadanía, idea que choca frontalmente con el fundamento democrático que se pretende para la Unión Europea. Objetivo: Analizar el contenido de carácter económico de la ampliación de la Unión hacia el Este europeo y de la Constitución Europea. Estudiar las críticas lanzadas desde diferentes sectores sociales europeos ante ambas cuestiones. Demostrar que la postura de rechazo a la Constitución y a la continuación de la ampliación –cuando no a la ampliación ya realizada– no es en realidad un rechazo directo a ambas cuestiones, sino especialmente una manifestación contraria a la dirección que la Unión ha tomado, consistente en el alejamiento con respecto a la ciudadanía, deriva de la que en buena medida son responsables los propios dirigentes nacionales de los Estados.
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