Tras la toma de las ciudades de Orán y Mazalquivir a comienzos del siglo XVI, la Berbería se convertirá en el territorio de la Monarquía española donde continuará la convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos que encontramos en la historia de al-Ándalus durante ocho siglos. Frente a la extendida imagen de una monarquía hostil y contraria a cualquier tipo de relación, durante el reinado de Felipe II se apostó por la incentivación de una relación pacífica con los musulmanes del entorno, los conocidos como Moros de Paz, garantizando su protección frente a los que mantuvieron su adhesión al Imperio Otomano y buscando la colaboración de nuevos aduares. Su manifestación más evidente se encuentra en los mogataces, musulmanes libres con status de soldados con plaza asentada. La población judía se fue igualmente incrementando y accediendo por sus servicios a esferas de la vida pública cada vez más relevantes.
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