La proliferación de medios de comunicación y las redessociales han contribuido de forma significativaa que hechos tan lamentables como los devastadoresatentados contra los bienes culturales que, en elmarco del interminable conflicto sirio, han destruidositios milenarios como Alepo, Palmira o Nimrud, ycausado daños irreparables en estructuras irremplazablescomo las esculturas milenarias asirias y acadiasde Mosul, hayan sido ampliamente difundidos entrelos ciudadanos de un mundo globalizado, que seniega a aceptar resignadamente la destrucción de losvestigios del pasado común de la humanidad. Pero,ya antes, los desastres consecuencia de otros conflictosarmados, desde la Primera Guerra Mundial hastalos más recientes de Irán-Iraq, Afganistán, Mali o laGuerra de los Balcanes, han venido suscitando el interésde no pocos autores, que han contribuido a sudifusión y crítica También queremos dirigir nuestra atención al tráficoilícito de bienes culturales, una lacra que, lejosde mitigarse, se incrementa día a día, asolando la memoriacolectiva de los pueblos a los que afecta. Sonmuchos los factores que provocan el éxodo del patrimoniocultural desde países con una tradición culturalsecular, hacia otros que, en general, están dotadoscon un patrimonio cultural menos significativo; y esque es un hecho indubitado que, cuando la riquezaeconómica de un Estado es inversamente proporcionala su riqueza cultural, el expolio prácticamenteestá garantizado. La historia, incluso la más reciente,nos ofrece infinidad de ejemplos de ello.Ciertamente, a lo largo de la historia la expoliaciónde bienes culturales ha sido una conducta habitual......
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