Este artículo analiza la evolución de la iconografía oficial de María Cristina de Borbón durante sus diferentes etapas como reina consorte, gobernadora y regente de España (1829-1840). Su designación como reina gobernadora provisional a finales de 1832, a causa de la enfermedad de Fernando VII, constituye un hito en la construcción de su imagen, cuyas representaciones abundarán hasta 1834, coincidiendo con el punto álgido de su popularidad. En los años siguientes, sin embargo, irán desapareciendo, debido tanto al protagonismo iconográfico creciente de la futura Isabel II, como a la condición femenina de la regente, que no jugó a su favor.
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