México
Los precedentes del trabajo social han forjado un camino de lucha por la igualdad y el bienestar. Los orígenes de esta joven disciplina se encuentran en países europeos y Estados Unidos de Norteamérica, donde alcanza su mayor auge para después integrarse a Latinoamérica y específicamente a México.
En el siglo XIX los pobres eran vistos como una amenaza para el orden social. Por ello se crearon los sistemas de ayuda a través de las organizaciones y la iglesia. A un siglo de creación, la disciplina sigue luchando con los dos arquetipos esenciales que le ha dejado la historia. El primero tiene que ver con “el ayudar”; pareciera que al ojo común y cotidiano ésa es la premisa de los trabajadores sociales, su objeto de estudio y razón de ser; sin embargo, con los procesos de evolución -como la reconceptualización y la participación critica y científica de la disciplina- se ha modificado ese concepto por el de una visión de desarrollo social contemporáneo. El otro arquetipo tiene que ver con la mujer, ya que esta profesión se forjó inicialmente con el trabajo de las mujeres, así como lo fue con la profesión de enfermería; sin embargo, en la actualidad es una licenciatura mixta.
En la actualidad, el arquetipo del trabajo social se constituye con miras al desarrollo, investigación y accionar critico e igualitario desde las trincheras institucionales que componen las diversas esferas de desarrollo del país.
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