Motivada por diferentes conflictos de uso entre tráficos, aparcamiento masivo y la creciente actividad comercial y de estancia, se plantea la transformación de este lugar emblemático de 25.843 m2, integrando diferentes expectativas del frente urbano y portuario.
Ordenar el acceso y separar el vial de la fachada, permiten un gran espacio público, verde y pavimentado, que recupera la relación entre casco histórico y puerto.
Antiguos y nuevos lugares ponen en valor un proceso de intercambio más allá de la estricta resolución funcional. O Cruceiro, recuperado como espacio de entrada y mirador arbolado. El muro de contención aprovechado como paseo con prefabricados. La urbanización, pauta para interpretar usos y abrir el significado del espacio. Hormigón desbastado, piedra y tierra, texturas que extienden las calles del núcleo al mar. Escalones, gradas, balcones. Cerca del mercado, una estructura de madera devuelve la memoria de los secaderos. Soporte para cine, exposiciones, mercadillos… y otras actividades por llegar. También dos superficies para la Fiesta: una libre, piedra; otra arbolada, tierra. Continuidad del paseo de borde, con servicio a pantalanes. Aparcamiento. Al final, edificación para el nuevo Club Náutico. Su forma aprovecha el espaldón como pared y remate, creando un mirador hacia Monte Louro.
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