Ucrania está perdiendo la guerra. Su contraofensiva es un fracaso. Las armas occidentales y todo el valor de sus soldados se estrellan contra el hecho, apuntado por tantos observadores militares, tanto en Estados Unidos como en Rusia, de la aplastante inferioridad artillera, de aviación y de efectivos empleados. Las armas occidentales suministradas no cambian la realidad sobre el terreno. Eso repercute, necesariamente, en la moral de la tropa y de la población.Se suceden las noticias sobre deserciones, reclutamientos forzosos y rendiciones al enemigo de efectivos ucranianos, noticias que nuestra prensa, española y europea, no da, pero que sí aparecen esporádicamente en la de Estados Unidos.
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