El Lab Nucia ha sido diseñado como un punto de interrelación entre los usuarios y el espacio, pensado para empatizar con ellos y mostrar sus ideales a través de la arquitectura y el diseño de tal manera que la inmutabilidad del volumen exterior, se conjuga con la flexibilidad de sus espacios interiores.
La Nucía es un pueblo prelitoral, cercano a Benidorm (Alicante), en búsqueda continua de argumentos para evitar la emigración de su población. El proyecto surge de la necesidad de generar un espacio dinámico, abierto y colaborativo con la idea tanto de retener y atraer talento, como de capacitarlo de forma continua. Un punto de encuentro empresarial, capaz de modificar el carácter del polígono industrial donde se ubica gracias al efecto llamada; siendo la punta de lanza de la futura transformación digital que se pretende en la zona.
Los autores del proyecto han buscado una arquitectura que remarque el enraizamiento con el lugar, generando una roca hexagonal facetada, que como en la casa Malaparte, de Adalberto Libera, se asienta en un promontorio, mira hacia lo mejor del paisaje de la comarca y se apropia de él, como el cercano monte Ponoch que preside La Marina Alta alicantina. Trabajando con el paso del tiempo, su volumen, como el Ponoch, a través de sus muros será capaz de asumirlo y envejecer con él.
En esa búsqueda de enraizamiento con el lugar, se plantea un origami, cuyo color interno se ofrece como llamada de atención de lo que acontece en su interior, al igual que en los “comecocos” infantiles.
Las paredes de hormigón visto, texturizadas, se pliegan sobre sí mismas, jugando con planos y con entradas de luz, haciendo que el sol remarque los pliegues de su fachada y generando juegos de sombras. Este efecto dinámico modifica su apariencia a lo largo del día, remarcando las grandes aperturas por las que el color amarillo se escapa, recordando los jambeados de vivos colores que dibujan las puertas y ventanas de los muros de piedra de su casco antiguo bien conservado.
La grada escalera articula la edificación, pensada para su uso en presentaciones de productos o charlas tipo TED TALK, es el espacio de interacción social del centro, que enmarca el cielo convirtiéndose en una cascada de luz que lo invade todo. La grada jerarquiza los espacios interiores, convirtiéndose en un espacio claustral de forma que alrededor se ubican los despachos, talleres, aulas y el office. Tras ella, se sitúa una gran sala de trabajo colaborativo abierta al exterior y se generan pequeñas terrazas pensadas para el ocio de los usuarios.
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