La derecha demócrata cristiana o liberal se ha subido a la ola reaccionaria aceptando muchos de los presupuestos de la nueva derecha populista y ultra. Para llegar al poder, en solitario o en coalición, rechaza en términos generales "cordones sanitarios" a los ultras para preservar los valores democráticos de la Europa surgida tras las guerras mundiales. Las propuestas de la derecha populista y extremista se perciben como la vuelta a un orden articulado en torno a lo cercano y conocido -los nacionales primero- y un rechazo a todo lo que no tiene explicación simple. Han sido difundidas sirviéndose de la frustración y el miedo de las personas perjudicadas por la globalización en los países occidentales: hombres blancos, heterosexuales, cristianos y con escasa formación y recursos.
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