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Resumen de ¡Tenemos un problema! La inflexión de las drogas en la conducción

Antonio Carrasco García

  • español

    Por primera vez el Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias, introdujo en la promoción LVI (2023) de acceso a la escala de agente a los cuerpos de Policía Local de la Comunidad Valenciana, la asignatura de detección de drogas en conductores. Para ello, doscientos ochenta alumnos tuvieron que realizar prácticas reales asistidos por el profesorado y agentes ya versados en la materia en distintos municipios de la Comunidad Valenciana. En total se efectuaron un total de 560 pruebas aleatorias (2 por alumno) en horario de mañana y/o tarde, en días laborables entre semana. Mientras que únicamente se detectaron 2 positivos por alcohol en conductores, lo que representa un 0,35% de positivos, empero en drogas se detectaron 59 conductores con presencia de drogas en su organismo, lo que arroja un alarmante e impúdico resultado del 10,54%. Cifra más que preocupante pues no se efectuó «triaje» previo por parte de los agentes selectores, los controles no se efectuaron en zonas de ocio, ni por la noche o en fin de semana. Dichos datos, nos informan de manera patente, clara y notoria que hay un amplio espectro de población conductora que habitualmente consume sustancias psico-activas con carácter cuasi diario y compatibiliza dichas actividades con el ejercicio de la conducción con un gran peligro para el resto de los usuarios de la vía. Tales reveladores datos, deben de alertar a los órganos legislativos, técnicos y administrativos pertinentes, que tenemos un grave problema sobre la mesa y no precisamente servido en copa.

  • English

    For the first time, Valencia’s Institute of Public Security and Emergencies introduced driver drug detection as one of the components of the LVI offer (2023) of local police officer jobs in the Community of Valencia. As a result, a total of 280 students had to carry out practical training assisted by teachers and agents already well versed in the matter in different municipalities of the Community of Valencia. Some 560 random tests (two per student) were conducted on weekday mornings and/or afternoons. While only two drivers tested positive for alcohol, which represents 0.35% of positives, a total of 59 drivers tested positive for the presence of drugs in their bodies, equivalent to an alarming and indecent ratio of 10.54%. This figure is more than concerning since the officers in question carried out no prior “triage”, nor were the controls conducted in leisure areas, at night or on weekends. The data suggests in a clear and notable manner that a wide spectrum of the driver population habitually consumes psychoactive substances on a quasi-daily basis and believes that such activities are compatible with driving, causing great danger for all other road users. Such revealing data should serve as an alert to the relevant regulatory, technical and administrative bodies that we have a serious problem on the table that is going to be far from a piece of cake to resolve.


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