Suele decirse que las armas no matan, las personas lo hacen. Aunque en la mayoría de los países el acceso a armas de fuego está sujeto a estrictas restricciones, analizar el flujo ilícito del armamento evidencia la relación de fenómenos como el terrorismo, grupos paramilitares e incluso gobiernos, con las redes de criminalidad transnacional que gestionan el abastecimiento a través del denominado mercado negro, suponiendo un desafío para la seguridad internacional.
Europa y el mundo están afectados por la delincuencia como una actividad más de la esencia humana y, pese a que muchas veces se ha puesto el foco en los terroristas que desatan el caos en París, o las maras que subyugan poblaciones en El Salvador… ¿qué sería de ellos sin un AK-47 o una Glock-18 que les facilitase el trabajo?
It´s used to said that guns don´t kill, people do. Although in most countries access to firearms is subject to strict restrictions, analysing the illicit flow of weapons reveals the relationship between phenomena such as terrorism, paramilitary groups and even governments, with the transnational criminal networks that manage the supply through the so-called “black market”, posing a challenge to international security.
Europe and the world are affected by crime as one more activity of the human essence and, despite the fact that many times the focus has been placed on the terrorists that unleash chaos in Paris, or the gangs that subjugate populations in El Salvador…what would become of them without an AK-47 or a glock-18 to “make their job easier”?
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