Realizar un control riguroso de la calidad es fundamental en una situación de mercado como la actual, cada vez más competitiva. Esto es especialmente cierto en el caso de las industrias de refino, químicas, farmacéuticas y de proceso de polímeros, en las que el rendimiento económico y una calidad repetible son objetivos de máxima prioridad. Las cosas resultan ya bastante complicadas cuando se trata de hacer frente a requisitos consistentes de materias primas y productos finales; sin embargo, en muchos procesos, como en el caso de las refinerías, no se opera con stocks de materias primas homogéneas. A este respecto, el reto que se plantea después de un cambio de alimentación es restablecer la fabricación de productos de alta calidad y hacerlo en el menor tiempo posible. Consideraciones similares se aplican a otros sectores -mezclas, procesamiento de polímeros e industria de la pasta y el papel-, donde la planificación de los productos se modifica en función de la demanda del mercado.
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