La estrategia conocida como Visión 2030 pretende afrontar un posible escenario de descenso de las reservas petrolíferas, que a su vez podría causar una caída de los ingresos estatales de Arabia Saudí.
En consecuencia, Arabia Saudí se encuentra en plena transformación, con un número muy amplio de proyectos e inversiones en curso. En el ámbito de la política exterior, las relaciones con China son estratégicas, se asiste al inicio de un clima de confianza con Israel e Irán y el poder blando se despliega en grandes escaparates deportivos. En el campo militar, existe la voluntad política de realizar un esfuerzo de guerra para fabricar material militar en el propio país y limitar la dependencia de proveedores externos. Por otro lado, Arabia Saudí quiere ser relevante en su espacio marítimo y con seguridad va a aumentar su capacidad naval militar. El desarrollo económico en actividades no petroleras se orienta hacia el desarrollo urbano, la actividad industrial y comercial y el sector turístico. Finalmente, el grado de penetración de las energías renovables se halla en una fase incipiente y es posible que Arabia Saudí concentre su esfuerzo inversor en el desarrollo de los métodos para capturar y almacenar CO2. Sin embargo, los cambios no serán profundos en el campo social.
Por el momento, el margen de maniobra del príncipe heredero y primer ministro, Muhammad bin Salmán, es muy amplio, debido al apoyo incondicional del rey. Así pues, mientras su padre viva, el proceso de cambio, que algunos sectores perciben como una amenaza, podrá desarrollarse sin oposición.
Vision 2030 is a strategy that aims to address the possible scenario of declining oil reserves, which in turn would lead to a drop in Saudi Arabia's public revenues.
As a result, Saudi Arabia is in the midst of a transformation, with a large number of projects and investments underway. On the foreign policy front, its relationship with China is strategic, a climate of trust is beginning to develop with Israel and Iran, and soft power is being deployed across major sporting showpieces. In the military sphere, there is political will to expend a greater effort in manufacturing military equipment domestically and reducing dependence on external suppliers. Elsewhere, Saudi Arabia wants to be relevant in its maritime space and will certainly increase its military naval capabilities. The economic development in non-oil activities is oriented towards urban development, industrial and commercial activity and the tourism sector. Finally, the harnessing of renewable energy is at a nascent stage and Saudi Arabia is likely to concentrate its investment efforts on developing methods to capture and store CO2. However, there will not be any profound social changes.
For the time being, Crown Prince and Prime Minister Mohammed bin Salman has wide room for manoeuvre due to the king's unconditional support. As long as his father lives, the process of change, which is perceived as a threat in some quarters, will be able to expand without opposition.
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