Se plantea una reflexión teórica en relación con la influencia que la forma urbana (es decir, la organización espacial de las ciudades) puede tener sobre el nivel de paro de un determinado territorio. En concreto, este análisis se aborda a partir de la comparación de las diferencias interzonales de las tasas de paro entre las dos áreas metropolitanas de Barcelona y Madrid. Así, estos dos casos permiten estudiar dos estructuras significativamente diferentes: por un lado, el área de Barcelona, policéntrica y con un patrón de accesibilidad espacial al empleo considerablemente uniforme; y por otro lado, el área de Madrid, caracterizada por una fuerte concentración del empleo en sus áreas centrales.
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