Durante las últimas décadas el concepto de patrimonio ha cambiado, se ha superado la idea de que sólo el patrimonio material monumental es valioso. Se considera hoy, también a los patrimonios naturales y culturales inmateriales, superando aquella conceptualización que reforzaba una visión reduccionista de la sociedad que los había generado; cambios sociales y sobre todo la vigencia del sistema democrático aparejaron un concepto más amplio y una función social e identitaria. Los cementerios son espacios de la memoria y el recuerdo, por lo tanto, son todos “patrimoniales”, tengan una arquitectura llamativa o no, ya que en su ámbito se generaron y generan un conjunto de ricas y variadas prácticas de interés antropológico en torno a la muerte. Aunque también, un cementerio es más que un lugar merecedor de respeto por ser la morada de los antepasados, constituye un espejo del afuera, la otra ciudad que nos cuenta sobre la historia social, económica y cultural de una comunidad.
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