Maria da Graça A. Mateus Ventura
La complicidad entre los naturales del Algarbe y los andaluces fue un fenómeno evidenciado por las migraciones en ambas direcciones, matrimonios y fijación en los pueblos rayanos de Sevilla y Triana. Los Mareantes del Algarve se instalaron en Ayamonte, pero sobre todo en el barrio frente a Sevilla desde donde partieron hacia el Imperio Español en América. También hubo un número significativo de artistas -pintores y talladores- que emigraron a las Indias o dejaron huellas en el arte sacro andaluz. Otros dejaron arreglos testamentarios para legar grandes sumas a los conventos de su Algarve natal. Construyeron conventos en Cartagena de Indias, Puebla, colegios en Tucumán. Siendo del Algarbe, no se consideraban extranjeros. De hecho, la permeabilidad de la frontera y sus poderes facilitaron el paso al centro vital del comercio indiano.
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