En el camino hacia la virtualización, múltiples dispositivos de visión han utilizado el motivo del paisaje como herramienta para experimentar con la mirada del observador. Desde las pinturas de paisaje del siglo XVII, pasando por gran parte de los aparatos visuales precinematográficos del siglo XIX, hasta llegar a las sobreimpresiones cinematográficas del siglo XX previas al digital, podemos encontrar muestras de la pregnancia del binomio paisaje-virtualidad. Ante este hecho nos preguntamos, por un lado, ¿qué ha aportado el paisaje en el seno de la cultura virtual?, y por otro lado, ¿qué lugar ocupa la virtualidad en la historiografía del paisaje? Para dar respuesta a ambas preguntas, el siguiente artículo realiza una arqueología de la representación paisajística, partiendo de la influencia que tuvo la categoría de lo pintoresco en la cultura visual de finales del siglo XVIII, para posteriormente analizar su evolución e influencia en artilugios y planteamientos visuales que, antes de la llegada de la tecnología digital, prefiguran la acción de adentrarse en mundos virtuales. A través de este recorrido se evidencia el vínculo entre formas paisajísticas distintas y distantes en el tiempo y, en paralelo, se estudia cómo éstas se inscriben en el imaginario paisajístico, tradicionalmente basado en la realidad.
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