Esta propuesta se sostiene sobre la extendida creencia de la importancia de ir acompañado/a —y, por tanto sentirse cuidado/a— en la conducción de un grupo. Este acompañamiento significa cuidarse como terapeuta. Es un proceso de creación del VÍNCULO TERAPÉUTICO, que construye una malla de confianza y seguridad básica propia que se resume en “Cuidar del Cuidador”. La labor de coterapia, a través de un observador participante, resulta ser de gran interés para poder cuestionar nuestras propias intervenciones: analizar la psicodinámica grupal, los emergentes grupales, el clima grupal, los supuestos básicos o ansiedades primitivas emergentes, las resistencias grupales, las identificaciones múltiples y los procesos grupales adaptativos (duelos, despedidas, nuevas incorporaciones, etc). En definitiva, nos permite analizar cualquier emergente previsto o imprevisto de la vida, actuando como un campo experimental de entrenamiento.
Pretendemos así repensar en el proceso de evolución de la psicodinámica grupal, desde dos ángulos de visión: desde la conducción y la observación participante y desde la visión procesal e histórica del analísis de cada una de las sesiones grupales, contrastando y recuestionando la praxis grupal de forma permanente, teniendo en cuenta la subjetividad de la experiencia terapéutica, para poder interrogar nuestras transferencias y contratransferencias.
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