Gran Canaria, España
La Segunda Guerra Mundial se extendió a través de múltiples frentes e instrumentos de actuación que dejaban sus huellas en territorios aparentemente neutrales, como España. La posición estratégica del país y la descarada posición del Gobierno de Franco en el conflicto favorecieron la conversión de España en el escenario de una importante batalla propagandística. Aunque esta fue principalmente protagonizada por potencias beligerantes como Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos, la lucha por la captación de la opinión pública española también contó con la implicación del régimen franquista. La tradicional división ideológica de las dos Españas, que fue directamente reforzada por la guerra civil española, incluyó la causa internacional como nuevo motivo de lucha, a través de un soterrado debate nacional en el que confluyeron las aspiraciones personales, las consignas franquistas y las campañas propagandísticas desplegadas por las potencias extranjeras –caracterizadas por el desequilibrio de las fuerzas enfrentadas, especialmente entre 1939 y 1943–. Además de impulsar una campaña propagandística germanófila y anti-democrática, el Gobierno de Franco favoreció la extensión de la propaganda nazi y obstaculizó premeditadamente las actividades aliadas. Las autoridades españolas limitaron especialmente la eficacia de las campañas británicas –la potencia aliada que desplegó mayores esfuerzos persuasivos en España–, en un lucha hispano-germana en la que también se perseguía a propagandistas, se rastreaba a sus colaboradores, se multaba y castigaba a las audiencias y se destruía el material propagandístico incautado. El principal objetivo de este artículo es analizar la posición adoptada por el Gobierno de Franco en la batalla propagandística que tuvo lugar en España entre 1939 y 1945. Además de presentar un análisis contextualizado de las campañas extranjeras, esta investigación incluye una descripción detallada de la interferencia del Gobierno español contra la propaganda aliada, que reforzaba así su descarada germanofilia en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
World War II spread its components through multiple fronts and instruments of action that also left their mark in apparently neutral territories such as Spain. The strategic position of the country and its position in the conflict favored the conversion of Spain into the scenario of a propaganda battle. Although this was mainly mobilized by belligerent powers such as Great Britain, Germany and the United States, the fight to capture Spanish public opinion also count on the involvement of the Franco regime. The traditional ideological division of the two ‘Spains’, which was directly reinforced by the Spanish civil war, included the international cause as a new reason for struggle –through a hidden national debate in which converged personal aspirations– Francoist slogans and official propaganda campaigns implemented by foreign powers, characterized by the imbalance of the opposing forces, especially between 1939 and 1943. The Spanish government favored the spread of Nazi propaganda and deliberately hindered Allied activities. The Spanish authorities especially limited the effectiveness of the British campaigns –the allied power that deployed the greatest persuasive efforts in Spain–, in a Spanish-German struggle that also persecuted propagandists, tracked down their collaborators, fined and punished audiences and destroyed seized propaganda material. The main objective of this paper is to analyze the position adopted by the Franco government in the propaganda struggle that took place in Spain between 1939 and 1945. Presenting a contextualized analysis of foreign propaganda campaigns in the Iberian country, this research includes a detailed description of the interference of the Spanish Government against allied propaganda, which thus reinforced its evident Germanophilia in the framework of the Second World War.
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