Pozuelo de Alarcón, España
El proceso evolutivo es y ha sido objeto de gran interés, principalmente desde el siglo XIX, gracias a la interpretación del concepto de especie, particularmente con Darwin al enunciar una teoría respaldada por multitud de evidencias. En el siglo XX, con la teoría sintética evolucionista, la genética clásica y el gran desarrollo de esta última a finales de siglo, se dio un espectacular giro al panorama evolutivo en base a las aportaciones de Hugo de Vries (1848-1935), G.
Mendel (1822-1884), E. Tschermak (1871- 1962) o T. Dobzhansky (1900-1975) entre otros muchos.
La paleoantropología complementada por la paleoneurología, la arqueología cognitiva y la ecología humana se enfoca en estudiar las relaciones existentes entre los cambios a nivel biológico, fisiológico y sus relaciones con las diferentes adaptaciones culturales para una mayor comprensión del proceso evolutivo humano.
Teniendo en cuenta que, el entorno, tiene un poderoso influjo sobre nuestro desarrollo y viceversa, es factible deducir que las continuas transformaciones que realiza el hombre en el medio se ven proyectadas en profundos cambios en nuestra especie y en el resto de los seres vivos.
Poder ampliar el horizonte de nuestra comprensión de la realidad, bajo la conjunción de diferentes disciplinas que mejoren nuestra comprensión de la vida, es uno de los objetivos del actual siglo XXI.
Quizás sea imprescindible considerar la epistemología de la teoría evolucionista bajo el prisma de las diferentes aportaciones por parte de la ciencia, en concreto de la paleoantropología, paleoneurología y la arqueología cognitiva.
Se presenta, en formato breve y general, un posible diálogo entre la filosofía evolucionista bergsoniana y los resultados en base al registro fósil y arqueológico humano.
The evolutionary process is and has been the subject of great interest, mainly since the 19th century, thanks to the interpretation of the species concept, particularly with Darwin’s enunciation of a theory supported by a multitude of evidence. In the 20th century, with the synthetic evolutionary theory, classical genetics and the great development of the latter at the end of the century, a spectacular turn was given to the evolutionary panorama based on the contributions of Hugo de Vries (1848-1935), G. Mendel (1822-1884), E. Tschermak (1871-1962) or T. Dobzhansky (1900-1975) among many others.
Paleoanthropology, complemented by paleoneurology, cognitive archaeology and human ecology, focuses on studying the existing relationships between biological and physiological changes and their relationships with the different cultural adaptations for a better understanding of the human evolutionary process. Taking into account that the environment has a powerful influence on our development and vice versa, it is feasible to deduce that the continuous transformations that man makes in the environment are projected in profound changes in our species and in the rest of the living beings.
To be able to broaden the horizon of our understanding of reality, under the conjunction of different disciplines that improve our understanding of life, is one of the objectives of the current XXI century. Perhaps it is essential to consider the epistemology of the evolutionary theory under the prism of the different contributions of science, specifically paleoanthropology, paleoneurology and cognitive archaeology.
A possible dialogue between bergsonian evolutionary philosophy and the results based on the human fossil and archaeological record is presented in a brief and general format.
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