Dos de las principales agencias gubernamentales (FECYT y ANECA), claves del sistema español de ciencia y tecnología, desarrollan actividades y generan productos que están soportados por mala ciencia. Se analizan el caso del ranking de revistas FECYT, cuyo indicador compuesto es matemáticamente aberrante, y el informe de editoriales de acceso abierto encargado por ANECA que utiliza criterios incorrectos y describe comportamientos no estándar, que en realidad son comunes en cualquier revista especializada. Aunque apoyados en decisiones políticas legítimas, dichas herramientas son incorrectas técnicamente y pueden causar graves perjuicios a investigadores, revistas e instituciones tanto a corto como a largo plazo.
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