En la búsqueda de sociedades sanas y vigorosas que garantizaran el futuro de la nación, el inmigrante se convirtió en un sujeto social y político a través del cual se construirían Estados-nación «civilizados». Se seleccionaría a los más «aptos», a aquellos que traerían no solo los rasgos biológicos necesarios para mejorar la «raza» latinoamericana, sino también comportamientos sociológicos propios de sociedades «civilizadas». Se pretendía estimular una inmigración «deseable» y prohibir la entrada de aquella que supusiera una amenaza para el componente biológico de la nación. En este contexto sociopolítico y científico, la eugenesia se convirtió en la ciencia que se encargaría de seleccionar, desde la perspectiva sociobiológica, al «buen» inmigrante y desechar al «malo». Colombia, país que no fue ajeno a este fenómeno transnacional, es el punto de partida de este artículo.
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