Se rectifica la jurisprudencia anterior que entendió que procedía el automático reconocimiento en situación de gran invalidez a quienes padecían «ceguera legal» —visión igual o inferior a 0,1 conforme a la Escala de Wecker—, abandonando el criterio «objetivo» de valoración de la gran invalidez en torno a la dolencia, para adoptar un criterio «subjetivo» en el que no sólo se tendrá que tener en cuenta cómo la dolencia incapacita para el desempeño de funciones laborales, sino que además, a efectos del reconocimiento en situación de gran invalidez, se tendrá que probar la necesidad de ayuda de tercera persona para la realización de los actos esenciales de la vida.
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