Las bebidas fermentadas en España. Efectos sobre la salud, pautas de consumo e impacto de la publicidad.
- Autores: Humberto Martín, Luis Ayuso Sánchez
- Localización: Documentos de trabajo (Laboratorio de alternativas), Nº. 217, 2023
- Idioma: español
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Resumen
• La fermentación se ha utilizado empíricamente desde tiempos inmemoriales para incrementar la seguridad, así como el valor nutricional y organoléptico de las materias primas alimenticias. Las bebidas fermentadas de bajo o moderado contenido alcohólico encajan perfectamente en este grupo de alimentos.
• El consumo moderado no solo se debe interpretar en términos de cantidad de alcohol, sino de patrón de consumo.
• Un tipo de consumo con tendencia hacia las bebidas fermentadas, de graduación baja, acompañado de comidas y en un entorno social agradable es el aconsejable.
Junto a otras evidencias, ello apela a este tipo de consumo, el más seguido en España, y que es el que encaja en el denominado “estilo de vida mediterráneo”.
• Por su contenido en alcohol, generalmente bajo o moderado, las bebidas fermentadas merecen una consideración particular, ya que el consumo abusivo de etanol resulta pernicioso para la salud. Numerosas publicaciones científicas acreditan ciertos beneficios del consumo moderado de bebidas fermentadas, una actividad que por otra parte está muy arraigada en la sociedad española. El hecho de “tomar una caña” o “unos vinos” forma parte del ideario colectivo de la sociedad española, asociándolo a procesos de sociabilidad y calidad de vida.
• Recientemente ha sido publicado un estudio dentro del “Netherlands Cohort Study (NLCS)”, que muestra que aquellos consumidores habituales de entre 5 y 15 gramos de alcohol por día durante las últimas etapas de su vida fueron los que con más probabilidad alcanzaron los 90 años.
• De una manera general parece contar con cierto consenso que el consumo moderado por adultos sanos de bebidas fermentadas tiene un impacto beneficioso en la prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y cognitivas mientras que este efecto puede ser negativo, además de sobre lesiones o accidentes, en procesos neoplásicos.
• Este consumo moderado de cerveza o vino es el que tradicionalmente ha caracterizado a nuestro país, con muchas horas de sol y temperaturas que invitan a salir de casa, altos niveles de sociabilidad (frecuencia de contactos) y una dieta mediterránea rica, en la cual la bebida de vino o cerveza se acompaña de comida (cultura de la tapa o del pincho).
• Los datos existentes señalan que desde los años 80 del siglo pasado se viene apreciando una reducción clara del consumo de alcohol en España, en términos generales. Mientras que a nivel mundial el consumo de alcohol puro total per cápita ha aumentado de 5,9 litros en 1990 a 6,5 litros en 2017, en España el consumo de alcohol ha disminuido en este periodo de 14,2 a 10 litros.
• Resulta más relevante en el consumo de cerveza el estudio de variables como el clima –consumo estacional−, el PIB per cápita, el precio de las bebidas, el turismo –tal es así que entre el 25 y el 40% de la cerveza producida en España es consumida por visitantes extranjeros.
• No parece haber una relación directa entre una mayor inversión sectorial y una mayor producción.
• No existen evidencias científicas suficientemente sólidas que desaconsejen un consumo moderado y responsable de las bebidas fermentadas alcohólicas dentro de hábitos de vida saludables.
• En la valoración de los efectos del consumo de alcohol sobre la sociedad, no se deben hacer valoraciones generalistas. Se debe diferenciar el uso de los fermentados de aquellas bebidas de mayor graduación alcohólica y se deben tener en cuenta las variables sociales asociadas a su uso (frecuencia, lugares, valor simbólico de su consumo, etc.), y en esta valoración advertir los efectos fisiológicos sobre nuestra salud, pero también los efectos sociales que en nuestro país son especialmente positivos.
