Una legión diaria de seiscientas mujeres "embarazadas" hacen el viaje de ida y vuelta a Ceuta para traer introducidas en su vagina, en el ano o en el estómago bolas y cápsulas de hasta un kilo de resina de haschís envueltas en papel de celofán. Todos lo saben y ellas no lo disimulan. Sin embargo, nadie sabe si se hace algo por evitarlo.
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