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Resumen de Recuperación de los barrios de la modernidad en Madrid. Actualización de su potencial medioambiental

Maria Antonia Fernández Nieto

  • La arquitectura en la ciudad siempre ha pervivido a varias generaciones, la vivienda se transformaba para habitarse según un modelo de vida, pero con la aceleración de las últimas décadas esto se ha modificado. La pérdida de identificación con el lugar, la era digital y el ocio relacionado con el consumo posibilita una población desarraigada a la que importa menos el entorno donde vive. La primera periferia de Madrid, creada en la segunda mitad del siglo XX, ha sido hasta ahora olvidada. Los esfuerzos se focalizaban en el patrimonio de la almendra central y en un crecimiento mayor desarrollado en los PAUs (Planes de Desarrollo Urbanístico). Sin embargo estas últimas actuaciones por su baja densidad, por una movilidad centrada en el vehículo particular y por su tendencia a la privatización de los espacios comunes tampoco están dando resultados positivos para nuestras ciudades y sólo generan más dispersión. La crisis ha propiciado una estrategia de no crecimiento que obliga a reconsiderar los modelos anteriores y a revisar el potencial del patrimonio construido en la segunda mitad del siglo XX para satisfacer las necesidades ambientales de la ciudad contemporánea. En el caso de Madrid, a pesar de las carencias de eficiencia energética, accesibilidad, dotaciones, etc. de la primera periferia, ésta ofrece en sus planteamientos y morfología urbana un gran potencial para plantear una ciudad actual de calidad, sobre todo desde el punto de vista medioambiental. Las propuestas de la modernidad madrileña con edificios de bloque abierto y la no inclusión de aparcamiento en sótanos han evitado el sellado del suelo y por tanto la superficie de áreas verdes próximas a las viviendas son mayores que las de la ciudad anterior y posterior en el tiempo. Por una necesidad económica los movimientos de tierra y las excavaciones se redujeron al máximo por lo que la topografía se ha respetado y se mantiene parte del paisaje y la vegetación local. En muchos casos el empleo de la cubierta plana facilita la transformación de esa quinta fachada como un espacio verde para la ciudad y los vecinos. Los planteamientos higienistas heredados del Movimiento Moderno permitieron tipos edificatorios norte-sur y viviendas pasantes que ahora se consideran óptimos para la eficiencia energética. Estas actuaciones del siglo XX, con una forma integral de entender la profesión, nos brindan ejemplos que funden urbanismo y arquitectura, trabajando las escalas intermedias y generando distintos tipos edificatorios que permitieron una riqueza espacial perdida en las nuevas manzanas cerradas de los PAUs. Con una estructura de construcción por “colonias” o “poblados”, las escalas dentro de los barrios se complejizan, dando lugar a distintos tipos de espacios públicos que permiten “ser apropiados” por los ciudadanos (huertos urbanos, zonas de juego vecinales, jardines familiares…). El actual repensamiento de la movilidad en la ciudad, dejando atrás planteamientos en los que sólo el vehículo privado se entendía como posibilidad de movilidad de calidad, da una oportunidad a estos barrios de la primera periferia que poseen un transporte público consolidado y se encuentran muy próximos a la almendra central. En el artículo se analiza el Poblado Dirigido de Fuencarral C como caso de estudio que contextualice estos planteamientos. Es necesario poner en valor y recuperar propuestas distintas en tiempo, espacio y planteamiento y que, sin embargo, conviven en el presente para sus habitantes. Ya no tanto para hacer nueva ciudad en otro lugar, sino para reutilizar y reinventar la existente. Los barrios y colonias de la modernidad española y concretamente madrileña pueden suponer un impulso para crear ciudades verdes y sostenibles


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