Enrique Mínguez Martínez, María Vera Moure, Diego Meseguer García
Considerando la importancia del desarrollo urbano sostenible y la contribución de las ciudades a los objetivos de la Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador resulta primordial modificar las pautas de planificación, reorientándolas hacia patrones más sostenibles. Es necesario establecer planteamientos integrales de análisis que desarrollen las actuaciones desencadenantes de los procesos de cambio, consiguiendo mediante diferentes estrategias interconectadas un reequilibrio paulatino y sincronizado de los parámetros de influencia del entorno urbano. Las características del espacio público repercuten directamente en la cantidad y condición de las actividades que se desarrollen en él, por lo que más allá de la incuestionable capacidad de atracción que puede ejercer la forma de la ciudad, lo verdaderamente importante es la aptitud que ésta desarrolle para responder a las necesidades presentes y futuras de sus ciudadanos. Es posible reestructurar las ciudades enfocándolas hacia un futuro más sostenible apoyándose en dos conceptos, la movilidad sostenible y la complejidad. La primera actúa como elemento vertebrador del cambio, trabajando las distintas escalas (de la metropolitana a la local), configurando la red sobre la que se apoya el tejido urbano. Y la complejidad busca garantizar el equilibrio de usos que asegure la masa crítica: los ciudadanos que consigan darle vida a las ciudades “la ciudad es un receptáculo para la vida” (Alexander, 1968). En los desarrollos periféricos construidos durante los años de la burbuja inmobiliaria se ha podido constatar la existencia de un círculo vicioso difícil de romper, no hay masa crítica porque no hay diversidad, y no existe diversidad porque no existe la masa crítica suficiente para que resulte rentable. Siguiendo las propuestas de Salvador Rueda en “El Urbanismo Ecológico”, aumentar la diversidad y la mixtura de usos y funciones urbanas es una característica clave para aumentar la resiliencia y la estabilidad económica de las ciudades, entendiendo que la estabilidad depende del grado de complejidad de su red de relaciones y ésta de la diversidad del sistema urbano. Desarrollando la proximidad de los usos y funciones urbanas con transportes alternativos al coche como herramientas de recuperación urbana. Mejorar la complejidad no debe basarse en el concepto simplista de aumentar el número de negocios, al igual que la ciudad compacta es mucho más que una ciudad densa. Se debe de producir una evolución gradual del tejido urbano que posibilite la implantación de una red comercial y de servicios estable, capaz de garantizar la masa crítica suficiente para configurar una ciudad viva, a partir de una red viaria sostenible. Combinando ambos factores para lograr una reducción de trayectos en automóvil privado, logrando que los usos habituales se desarrollen a una distancia adecuada para el desplazamiento peatonal. “Generalmente se considera que la población está dispuesta a caminar una distancia de 500 metros, distancia que se ve refrendada por el tamaño de los centros urbanos” (Gehl, 2014). Basándose en estos conceptos y desarrollando estrategias integrales de revitalización, a escala metropolitana, urbana y local, el Sistema de Polinúcleos Sostenibles (SPS) establece actuaciones flexibles, adaptadas a la casuística de cada entorno y escala. Posibilitando una revitalización de la ciudad mediante la conexión de distintos núcleos peatonales y diversos a través de una movilidad sostenible. “Los nodos compactos de uso mixto disminuyen las necesidades de desplazamiento y generan unos bulliciosos barrios sostenibles” (Rogers, Gumuchdjian, 2000). Las propuestas del SPS remiten directamente a las efectuadas por Jane Jacobs (2011) “(…) para generar una diversidad exuberante en las calles y distritos” constatando la interrelación que existe entre indicadores de sostenibilidad urbana individuales y la necesidad de trabajar la ciudad desde un enfoque complejo que incluya a los implicados en su evolución: técnicos, urbanistas, políticos y por supuesto, ciudadanos.
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