La medida en que los estados financieros no ajustados por inflación, en contextos caracterizados por aumentos del nivel general de precios, limitan la capacidad para que dicha información incida sobre la cotización de las acciones ha sido poco explorada. Este vacío nos impulsó a pergeñar un proyecto de investigación que propone, justamente, comparar la repercusión de las cifras de balances expresados en términos nominales y reales sobre la cotización de tales instrumentos de patrimonio. En este escrito contrastamos un bosquejo de este proyecto, y sus hipótesis principales, con cuatro teorías acerca del crecimiento económico: las reflejadas por los modelos neoclásicos, de la economía de la información, de las expectativas racionales y de la nueva economía institucional.
El escenario elegido para llevar a cabo el proyecto es el mercado bursátil de Argentina, país que posibilita dicha comparación pues en él concurren condiciones inexistentes en el resto del mundo. En primer lugar, la persistencia de períodos con inflación elevada en un contexto global predominantemente estable (o levemente inflacionario luego de las políticas expansivas instrumentadas para mitigar las consecuencias del COVID). En segundo término, la vigencia de normas contables que exigen la emisión de estados contables en moneda homogénea solo cuando la tasa de inflación supera el 100% acumulado en tres años. Dicha regulación dio lugar a la presentación de balances tanto históricos como ajustados, en períodos distintos pero igualmente caracterizados por elevada inflación.
Si la ejecución de nuestra propuesta confirma la pertinencia de la hipótesis de que la información contable ajustada refleja con mayor precisión la cotización de las acciones que los estados financieros históricos, podemos aventurar que los modelos propuestos por la economía de la información y por la nueva economía institucional explican mejor el comportamiento económico. Como mínimo, en este entorno inflacionario. Por el contrario, si dicha hipótesis fuera refutada o, al menos, contradicha luego de un tiempo durante el cual los participantes de mercado ajustan sus previsiones, la balanza se inclina a favor del modelo neoclásico o la teoría de las expectativas racionales. Pero incluso en un mundo con información o previsiones casi perfectas, intuimos que los resultados en términos de eficiencia y crecimiento económico no pueden ser equivalentes, excepto si además suponemos que los costos de procurarse información en moneda constante por parte de los agentes son equiparables a los costos incrementales que asumen las firmas al emitir estados financieros ajustados por inflación.
The extent to which financial statements not adjusted for inflation, in contexts characterized by increases in the general level of prices, limit the ability of such information to affect stock prices has been poorly explored. This gap prompted us to design a research project that proposes, precisely, to compare the impact of balance sheet figures expressed in nominal and real terms on the price of such equity instruments. In this study we contrast an outline of this project, and its main hypotheses, with four theories about economic growth: those reflected by the neoclassical models, the information economy, rational expectations and the new institutional economy.
The scenario chosen to carry out the project is the stock market of Argentina, a country that makes this comparison possible since these conditions do not exist in the rest of the world. Firstly, the persistence of periods with high inflation in a predominantly stable global context (or slightly inflationary after the expansionary policies implemented to mitigate the consequences of COVID). Secondly, accounting standards that require the issuance of financial statements in a homogeneous currency only when the inflation rate exceeds 100% accumulated in three years. Such regulation led to the submission of both historical and adjusted balance sheets, in different but equally characterized periods of high inflation.
If the execution of our proposal confirms the relevance of the hypothesis that adjusted accounting information reflects stock prices more accurately than historical financial statements, we can venture that the models proposed by the information and the new institutional economics better explain economic behavior, at least in this inflationary environment. On the contrary, if this hypothesis were to be refuted or, at least, contradicted after a time during which market participants adjust their forecasts, the balance is tipped in favor of the neoclassical model or the theory of rational expectations. But even in a world with almost perfect information or forecasts, we feel that the results in terms of efficiency and economic growth cannot be equivalent, except if we also assume that the costs of obtaining constant currency information from agents are comparable to the incremental costs (borne by companies when issuing) inflation-adjusted financial statements.
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